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11 de septiembre de 2010

Viaje a Japón - Día 3 - Odaiba

En nuestro tercer día en Japón, decidimos ir a Odaiba. Se trata de una isla localizada a quince minutos de Tokio a la que se puede llegar en un tren sacado del futuro que cruza el famoso puente japones llamado Rainbow Bridge. En esta isla solo hay lugar para la diversión, esta repleta de centros comerciales, exposiciones de coches, videojuegos, museos y onsens (aguas termales).




Al llegar, lo primero que nos encontramos fue una exhibición de Sony donde podías jugar con el playstation move y a los nuevos juegos adaptados a televiones en 3d como el Gran turismo 5. Raúl intentó jugar pero acabamos aburriéndonos de esperar la cola, de todas formas por lo que pudimos ver las tres dimensiones realmente marcan la diferencia.




Una vez que entramos al primer centro comercial Aqua city, descubrimos una tienda friqui muy chula y no pudimos evitar hacer un poco el tonto.
Acto seguido, y como quien no quiere la cosa entramos en un centro comercial de Sega y en una de sus plantas tenían nada más y nada menos que un parque de atracciones llamado Joypolis, dicen que es el parque de atracciones virtual más grande del mundo. 



Foto nocturna del edificio Joypolis
 
En él, encontramos todo tipo de atracciones, desde montañas rusas hasta un laberinto tipo Prison Break en el que tenias que salir de la carcel. Pero quizás el más curioso era una especie de juego de carreras en el que cada participante se montaba en una cinta de correr, que a su vez estaba conectada con un videojuego y competían entre ellos. Lo más gracioso era observar a la monitora explicando a los contendientes que precalentamiento debían hacer.









Desafortunadamente, no pudimos disfrutar de algunas atracciones debido a que eran viajes virtuales y todas las descripciones de lo que había que hacer eran en japonés. Si algún día volvemos, será sabiendo lo suficiente de japones como para disfrutar de todas las atracciones.

Salimos del centro comercial de Sega y fuimos a uno que estaba un poquito más al sur llamado Venus Fort, este es un centro comercial un tanto original en el que los techos simulan ser el cielo y lo que ves va cambiando dependiendo de la hora (del mismo modo que el gran comedor de Hogwart en Harry Potter).




 


















Allí dentro, encontramos un típico restaurante japonés en el que servían el mejor ramen que he probado en mi vida. Ramen no es más que una sopa de fideos preparados con diferentes caldos según la región de Japón donde se preparen. Como curiosidad, cuando nos toco el turno para entrar al restaurante en lugar de decir solo mi nombre como sería normal en cualquier sitio de España me llamaron Tamara-sama, en nuestro idioma sería como Excelentísima señora doña Tamara algo que me hizo sentir como una persona super importante. De hecho, Raúl se puso muy celoso porque el tambien quería que lo llamaran Raúl-sama. ¡Estos japoneses saben como tratar bien a sus clientes :)!



Ramen
En la puerta del restaurante















Por la tarde decidimos ir al museo de la innovación tecnológica, donde vimos al famoso humanoide Asimo en acción, así como una exposición de Doraimon comparando los inventos futuristas de la serie con cosas que ya se han conseguido parcialmente o en su totalidad como la capa de invisibilidad, nanotecnología o la telepatía. También tenía otras secciones dedicadas a la astronomía, biología muy similar al museo de la ciencia de Londres. Una cosa muy curiosa fue que allí nos dimos cuenta de que a los japoneses les gusta más hacer una cola que a un tonto un lápiz. Hacían colas de 20 personas para probar hasta la actividad más absurda del museo, una pena que no les hiciera ninguna foto para que pudierais verlo. Es todo un fenómeno que merece ser estudiado.

Para terminar nos fuimos a uno de los onsen más famosos de Tokio situado en la misma isla, se llama Monogatari y son las primeras fuentes termales dedicadas a la epoca Edo. Los usuarios deben de vestir un yukata, kimono de verano tradicional japonés, incluido en el precio de la entrada. Lo mejor era que te dejaban elegir diferentes tipos de yukata.



Señor que te daba las yukatas haciendo la reverencia de dar las gracias

Lazo realizado por una japonesa
Yukata de frente



















Una española amablemente nos hizo la foto
Dentro había más de 10 restaurantes con diferentes estilos de comida japonesa, desde noodles, shushi, sashimi hasta tempura e incluso algunos especializados en carne y pescado. Nosotros estabamos completamente llenos del ramen de antes, pero aún así nos sentamos en una mesa típica japonesa de la epoca.


 



 Asi como salas de relajación mixtas y segregadas donde puedes tumbarte en un comodísimo sillón y ver una tele de 11 pulgadas que disponía de más de 6 canales (una pena que todos estuvieran en japonés).
Sala de relajación
 Tambien había un jardín mixto de estilo japonés, en el que hay un estanque que solo te cubre los pies y tiene toda la superficie recubierta de piedras de diferentes formas que te ayudan a mejorar la circulación aunque en el momento pasear por algunas puede ser muy doloroso.
A la entrada del jardín
Raul posando al lado del estanque
Andando por el estanque
 


















 Después de pasear por el estanque y probar la sala de relajación decidimos ir a las aguas termales, lo mejor del parque sin lugar a dudas. En estos baños segregados, tienes que bañarte completamente desnuda y solo puedes cubrirte con una toalla pequeña. Hay baños interiores y exteriores y todos están a una temperatura un tanto elevada, unos 40 grados, son muy agradables y muchísimas chicas japonesas van allí a relajarse. Encontramos dos tipos de termas, las interiores que están recubiertas de madera, y las exteriores que estaban rodeadas con piedrecitas. Algunas piscinas tenían burbujitas, otras eran de agua fría para refrescarte, etc. La verdad es que si te gustan los baños es como estar en el cielo. Antes de bañarte, debes ducharte para entrar completamente limpio al agua (ésta esta naturalmente enriquecida con cloro y sales minerales pero higiene ante todo). Las duchas están justo al lado de las piscinas, te tienes que duchar sentada y te proporcionan champu, suavizante y gel de baño de shiseido. Toda una experiencia. Como conclusión, visitar el onsen fue uno de los mejores momentos del viaje y que recomiendo a todo el mundo que disfrute de un buen baño.

Grupo de gente viendo una actuación

Por cierto, la gente con tatuajes tiene prohibido el acceso a los baños, creo que por motivos higiénicos y porque la mafia japonesa, Yakuza, se caracteriza por llevar tatuajes. Esa prohibición afecta a todos los baños públicos de Japón por lo que pude comprobar.

Y esto fue todo en nuestro tercer día. Saludos!

2 comentarios:

  1. Anónimo7:05 p. m.

    A ver cuando sale ya el día 4, no puedo esperar más!!!

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  2. Tardas mucho en escribir.Estoy impaciente por leer lo siguiente.

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